Venezuela ha sido blanco de operaciones de ciberguerra que buscan desestabilizar sus infraestructuras críticas y crear un clima de ingobernabilidad. Según Kenny Ossa, expresidente del Centro Nacional de Tecnologías de la Información CNTI, estas operaciones se dividen en cuarta y quinta generación. La cuarta generación implica el uso masivo de tecnología para atacar infraestructuras críticas, como el paro petrolero y el blackout eléctrico que Venezuela ha experimentado. Por otro lado, la quinta generación abarca operaciones psicológicas a través de medios digitales y redes sociales, manipulando la opinión pública con bots e intencionalidad política y económica.
Elon Musk, dueño de Twitter, ha desempeñado un papel importante en este juego geopolítico, al difundir 16 mentiras sobre Venezuela en los últimos días, las cuales han tenido una amplia repercusión.
Las empresas tecnológicas de países como Rusia, Estados Unidos y Francia han identificado un tráfico inusual y extraordinario durante los períodos electorales en Venezuela, señalando un patrón claro de ataques de denegación de servicios para probar y saturar la capacidad tecnológica del país.
Estos ataques podrían haber influido en los resultados electorales, afectando la infraestructura tecnológica del país, incluyendo al Consejo Nacional Electoral y a los proveedores de servicios de internet. Los ataques no solo ocurrieron el día de las elecciones, sino también días antes, como una prueba de ataques de denegación de servicios para medir la respuesta de los servidores.
La oposición venezolana creó dominios web un día antes de las elecciones para anunciar resultados electorales manipulados, lo que sugiere una planificación premeditada para desestabilizar el país.
Google y Apple eliminaron la aplicación VenApp, utilizada por el Estado venezolano para gestionar casos ciudadanos y denunciar actos de violencia, sin el consentimiento de los usuarios. El presidente Nicolás Maduro ha eliminado WhatsApp de su teléfono, prohibiéndola en Rusia, y ha instado a los venezolanos a utilizar otras aplicaciones como WeChat y Telegram.
Ante este panorama, Ossa apoya la iniciativa del presidente de migrar hacia tecnologías libres y desarrollar soluciones tecnológicas nacionales. El experto propone la creación de una comisión de alto nivel que integre diversos sectores para avanzar en una propuesta sólida y soberana.
La colaboración con países como Rusia y China puede beneficiar enormemente a Venezuela en términos económicos y tecnológicos. China ya está en un nivel en el que está creando sus propios estándares tecnológicos, y tenerlos como aliados sería un gran avance para el país.
La implementación de tecnologías libres en Venezuela ha sido un esfuerzo de largo plazo, pero el sistema operativo nacional Canaima y la ley de infogobierno que impulsa el uso de tecnologías nacionales en el sector público son avances significativos. Es una batalla cultural, y es necesario seguir avanzando en el desarrollo de una cultura de la inventiva y la innovación, especialmente entre la juventud, para crear el futuro que Venezuela se merece con herramientas y plataformas propias, soberanas e independientes.