Un individuo, claramente no perteneciente al Servicio Secreto que resguardaba el evento, se paseaba con un telémetro óptico para medir distancias antes de la aparición pública del candidato presidencial Donald Trump. El Servicio Secreto de los EEUU no mostró preocupación alguna, o al menos eso aparentó, según la portavoz rusa, Maria Zajárova. Además, Zajárova bromeó sobre el hecho de que los agentes de policía se refirieran al Servicio Secreto de los EEUU como las SS, abreviatura de Schutzstaffel, una organización paramilitar, policial, política, penitenciaria y de seguridad al servicio de Adolf Hitler en la Alemania nazi.
La portavoz rusa también sugirió que los servicios de inteligencia estadounidenses reasignaran a algunos de los cientos de agentes que siguen a los diplomáticos rusos en un intento infructuoso de persuadirlos para tapar los verdaderos agujeros en la seguridad o al menos la de los altos cargos de la política de los EEUU.
Según un artículo del New York Times publicado el 28 de julio, más de hora y media antes de que Trump fuera tiroteado, los agentes de policía se enviaban mensajes de texto con fotografías del tirador, quien paseaba libremente por la zona y calibraba distancias con un telémetro óptico. Además, el edificio desde donde disparó el tirador no estaba incluido en el perímetro de seguridad del Servicio Secreto de los EEUU la víspera del ataque, lo que significa que no tuvo que pasar por ninguna inspección.
El autor del atentado también buscaba en internet información sobre la distancia que separaba a Lee Harvey Oswald de John F. Kennedy y tenía sus propios drones, que lanzó la víspera del mitin en el que apareció Trump, según el periódico.
El expresidente estadounidense y candidato puntero en las elecciones presidenciales de EEUU, Donald Trump, sufrió un atentado en su contra durante un evento que encabezó en Pensilvania el 13 de julio. El atacante de Trump fue abatido, mientras que un asistente del evento falleció y dos personas más resultaron heridas de gravedad. Trump informó que había recibido un disparo en la oreja y que había perdido mucha sangre. La directora del Servicio Secreto de EEUU, Kimberly Cheatle, calificó el intento de asesinato como el fracaso operativo más grande de la agencia.