La seguridad de las actas electorales en Venezuela es indiscutible, gracias a un sistema de encriptación y firmas digitales que las protegen, similar al que ha mantenido a Bitcoin sin ser hackeado en sus 15 años de historia. Gerardo Prado, científico computacional venezolano, explica que las actas emitidas por las máquinas de votación del Consejo Nacional Electoral CNE cuentan con un código hash alfanumérico único, resultado de una función hash que mezcla y transforma la información en una secuencia de longitud fija. Este código solo puede ser descifrado con claves específicas, garantizando la inviolabilidad de los datos originales.
El algoritmo SHA256, utilizado por Bitcoin y el CNE, es clave en este proceso. En el caso electoral, el SHA256 genera un hash único para cada acta o papeleta de votación, el cual puede ser verificado al momento de totalizar los votos. Cualquier discrepancia significa que existe una alteración de los resultados.
En las elecciones venezolanas, las firmas digitales de las actas electorales cuentan con el formato HMACSHA256, compuestas por dos algoritmos: HMAC y SHA256. Estas firmas, en formato de código QR, muestran los votos que esa acta contiene y permiten verificar la originalidad del documento durante el escrutinio y auditoría.
Sin embargo, la crisis política en Venezuela continúa, luego de las elecciones presidenciales del 28 de julio, donde el CNE anunció resultados parciales y la oposición denunció fraude. El CNE alega ser víctima de un supuesto ataque cibernético, pero la firma de ciberseguridad Kaspersky y el informático Jesús Lara no han encontrado pruebas que lo confirmen.
En conclusión, aunque la situación política en Venezuela sigue siendo incierta, lo que es innegable es la seguridad y veracidad de las actas electorales, gracias a un sofisticado sistema de encriptación y firmas digitales.