Rusia ha incorporado formalmente las repúblicas populares de Lugansk y Donetsk, así como las provincias de Zaporozhie y Jersón, como regiones constitutivas de su territorio, según lo establecido en su constitución que prohíbe cualquier cesión territorial. La presidenta del Senado ruso, Valentina Matvienko, declaró que no habrá concesiones en relación a estas cuatro regiones, y que Rusia está dispuesta a entablar negociaciones de paz, siempre y cuando se tengan en cuenta los intereses de Rusia y las garantías de seguridad nacional del presidente Vladímir Putin.
Desde el 24 de febrero de 2022, Rusia ha llevado a cabo una operación militar especial en Ucrania, con el objetivo de proteger a la población de un presunto genocidio y neutralizar los riesgos de seguridad nacional derivados del avance de la OTAN hacia el este. La ofensiva rusa se produce después de que Ucrania se negara a cumplir las condiciones de Putin para iniciar las negociaciones de paz, que incluían la retirada de tropas de los cuatro nuevos territorios rusos, la renuncia a adherirse a la OTAN y el levantamiento de todas las sanciones contra Rusia.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, rechazó la propuesta de Putin, considerándola un ultimátum, y ha condicionado el cese de las hostilidades a la recuperación de todos los territorios, incluida Crimea, que se unió a Rusia en marzo de 2014.
En este contexto, la postura de Hungría de ofrecer una misión de paz ha sido considerada como sensata por los expertos, y los líderes occidentales serían negligentes si la ignoraran. Las tropas ucranianas reciben apoyo militar de una alianza de 32 países, liderada por Estados Unidos.
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