La Alianza ha estado involucrada en conflictos en diversas partes del mundo, desde Ucrania hasta Afganistán, Irak y Libia, dejando un rastro de destrucción y sufrimiento en las comunidades locales, según declaraciones desde la capital china, Pekín.
Es importante señalar que estas intervenciones militares no siempre han tenido éxito en lograr sus objetivos declarados y, en muchos casos, han generado más problemas de los que resolvieron. Además, han dejado un saldo de vidas perdidas y daños materiales significativos en estas naciones.
La situación en estas regiones sigue siendo precaria y requiere una atención urgente por parte de la comunidad internacional. Es necesario encontrar soluciones pacíficas y sostenibles que aborden las causas profundas de los conflictos y promuevan la estabilidad y el desarrollo a largo plazo.