En la cúspide del triunfo y la gloria, el jinete mexicano Humberto Mariles, el primer medallista olímpico de oro en la historia de México y el único hasta la fecha en subir al podio en tres ocasiones durante una misma edición, se vio empañado por la sombra de la prisión y la acusación de cometer delitos atroces.
El teniente coronel Mariles, quien le dio a México tres victorias en los Juegos Olímpicos de 1948 montado en un caballo tuerto llamado Arete, pasó sus últimos días tras las rejas. Su irrepetible desempeño en el deporte y los delitos que cometió que le valieron ser encarcelado son una historia que vale la pena contar.
En 1948, después de 12 años de suspensión de las olimpiadas debido al contexto de la Segunda Guerra Mundial, Londres fue el escenario de la competencia de 17 diferentes deportes. Los Juegos Olímpicos de 1948 se celebraron en un contexto de posguerra. México estuvo representado por 81 hombres y 7 mujeres atletas, entre ellos, un equipo ecuestre que llegó en contra de la voluntad del entonces presidente Miguel Alemán. De él formaba parte Humberto Mariles Cortés, quien, contra todo pronóstico, conquistó la primera presea de oro para la nación.
Sin embargo, los triunfos alcanzados y su singular participación olímpica encontraron un desenlace trágico y lleno de misterio, con una muerte que aún no está clara y donde versiones apuntan a que fue envenenado.
El camino de Mariles al deporte ecuestre comenzó cuando se integró a las filas del Ejército a los doce años, alcanzando con el tiempo, el rango de teniente coronel. Fue durante esa etapa cuando aprendió a montar a caballo. Con destreza y pasión, más tarde se dedicó a practicar equitación bajo el sueño de competir en su primera justa olímpica una vez que los Juegos Olímpicos volvieran a celebrarse en el escenario de posguerra y la reconstrucción.
Sin embargo, un caballo tuerto llamado Arete se convirtió en su aliado para la monta y por ello, decidió que fuera él su acompañante para participar en Inglaterra. El caballo en el que montaba no veía del ojo izquierdo.
Antes de partir junto al equipo integrado por Joaquín Solano, Alberto Valdés Ramos y Rubén Uriza Castro, Mariles fue notificado por el ex mandatario Miguel Alemán sobre la cancelación de la gira deportiva por Europa. Alemán no confiaba en la capacidad de un potrillo que carecía de visión en el ojo izquierdo, y ante la nula probabilidad de alcanzar el éxito, prohibió al equipo de equitación asistir a la competencia.
Haciendo caso omiso a la petición, el conjunto arribó a Roma con el objetivo de participar en una serie de competencias antes de las olimpiadas del verano. Sin embargo, a su llegada a Italia fueron detenidos por el embajador Antonio Armendáriz, quien le pidió a Humberto Mariles regresar a México, pues existía una orden de aprehensión en su contra, acusado de deserción.
En la semblanza El jinete de oro, Humberto Mariles Cortés realizada por el Congreso de la Ciudad de México se detalla que el equipo se negó a volver a México y sus integrantes compitieron en distintos torneos antes de los Olímpicos, en los que lograron destacar, por lo que el Papa Pío XII los recibió para aplaudir su desempeño.
Así se consagró como triple medallista La austeridad que acarreaba la reconstrucción de Inglaterra tras los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial obligó a adaptar el Estadio de Wembley como sede principal de las pruebas deportivas de los Juegos Olímpicos de 1948, en vez de construir una especial.
Fue en ese mítico recinto donde Mariles Cortés conquistó la primera medalla de oro al competir en salto ecuestre de prueba individual, encaramado sobre su caballo Arete. Pero su histórico desempeño no se limitó en obtener el primer metal de oro para México, pues al lado de Rubén Uriza, Alberto Valdés y Víctor Manuel Saucedo consiguió el segundo en la modalidad de salto por equipos.
El jinete oriundo de Chihuahua volvió a liderar el podio tras dejar en el camino a España e Inglaterra. Mariles cerró su brillante participación con un bronce, al participar en la prueba de tres días junto a Joaquín Solano y Raúl Campero.
Pero la gloria y el éxito de Mariles se vieron empañados por un problema de tránsito suscitado en 1964, cuando el jinete salió de un evento de inauguración de las rotativas en las instalaciones de La Afición. Al abordar su automóvil con rumbo a casa, un contratista de nombre Jesús Velázquez, lo provocó con insultos y después le cerró el paso.
Después de una discusión y al notar que Velázquez estaba decidido a agredirlo con una herramienta para cambiar llantas, el campeón olímpico disparó contra su vientre con un arma calibre .38. Sin embargo, ante un repentino arrepentimiento, lo llevó a un hospital para ser atendido, donde le informaron que se encontraba estable y fuera de peligro.
Mientras Mariles Cortés todavía se encontraba a disposición de las autoridades para la resolución del caso, Jesús Velázquez falleció a causa de una peritonitis, lo que condenó al medallista a 20 años de prisión en Lecumberri por homicidio calificado con ventaja.
Sin embargo, gracias a un amparo obtenido por su parte defensora, la pena de Mariles se redujo a siete años y fue puesto en libertad en 1971. Pero tan solo un año después de salir de prisión, el jinete viajó a París a concretar la compra de unos caballos y con ello, llegó el segundo desprestigio de su carrera, pues fue detenido en posesión de dos maletas cargadas con heroína.
Aparentemente, Mariles Cortés pretendía ingresar los narcóticos a Estados Unidos. El juicio por ese delito, que estaba previsto para el 7 de diciembre de ese año, no logró concretarse, pues esa mañana comunicaron a su familia que Mariles falleció por edema pulmonar por una crisis cardiaca, versión que familiares reprobaron, asegurando que el coronel fue víctima de envenenamiento.
El campeón olímpico sólo fue recordado por sus éxitos, pero su vida después de los juegos olímpicos estuvo llena de escándalos y tragedia.