La amarga realidad de los jubilados de Guayana Tras décadas de laborar en las empresas básicas, ex trabajadores se ven sumidos en una triste y angustiante situación: una miseriaza pensión de 3 dólares al día y una tarjeta de 100 dólares para comprar alimentos. Un escándalo que no puede ser ignorado
Con voz temblorosa y miradas llenas de dolor, los jubilados de Guayana cuentan su historia de desilusión y engaño. Desde trabajar como esclavos del alquitrán, soportando hernias y dolores, hasta ser arrojados a la calle con una miseria como pensión, su situación es desgarradora.
El primer mandatario nacional reconoce el desmantelamiento de las fábricas y la falta de repuestos y piezas, pero los jubilados siguen sin justicia. Uno de los líderes en la lucha por los derechos de los jubilados es Hugo Medina, quien lleva 6 años protestando frente al cascarón de lo que fue la Corporación Venezolana de Guayana.
Medina, de 64 años, ha tenido que ser más vivo que nunca en su vida, luego de jubilarse de CVG Venalum. Su semanal protesta no es por esperar una fila que no avanza o una reunión que no llega, sino por dejar registro de lo que ha denominado como el exterminio de los adultos mayores.
La llegada de Hugo Chávez al poder representó un antes y un después en las empresas básicas, con promesas de control obrero y justicia social que nunca se cumplieron. El populismo a manos llenas erradicó la meritocracia y llevó a la militarización de las plantas y a los más altos cargos con personas poco preparadas para asumir tales responsabilidades.
La salud de los trabajadores de las empresas básicas ha sido descuidada, con enfermedades ocupacionales que han acarreado graves consecuencias. Luis Diquez, un ex trabajador de CVG Alcasa, explica que desde el inicio del proyecto Alcasa, especialistas advirtieron sobre los males que acarrearía trabajar con tanto material corrosivo, altas temperaturas y condiciones duras.
La jubilación que estos trabajadores merecían ha sido reemplazada por hambre, desatención y crisis económica. Un proyecto fallido con boina roja que destrozó todo a su paso, dejando a cientos de jubilados en la más absoluta miseria. Es hora de actuar y darles a estos héroes olvidados la jubilación que merecen