PALMA, Isla de la Eterna Primavera. En la madrugada de un miércoles, el destello de las luces de neón en Playa de Palma iluminó una trifulca que sacudió los cimientos de un popular local de diversión. La Policía Nacional se vio obligada a intervenir, luego de que un joven, acompañado de su bella novia y un amigo fiel, se encontraran en medio de una batalla campal, instigada por dos temibles guardias de seguridad.
El motivo de tamaña disputa: el descaro de uno de los porteros, quien presuntamente manoseó a la novia del desafortunado joven. Ante tal afrenta, el joven valiente confrontó al personal de seguridad, pero en lugar de disculparse o explicarse, los guardias se convirtieron en fieras salvajes, atacando sin piedad al intrépido novio.
La Policía Nacional llegó al local, encontrando al joven ensangrentado y magullado, mientras su novia y amigo intentaban calmarlo. El joven, con voz entrecortada por el dolor y la ira, relató la osadía del portero y la brutal paliza que le propinaron en represalia.
Tras las investigaciones pertinentes, la Policía detuvo a los dos guardias responsables de la golpiza, y otros dos cómplices también fueron puestos bajo investigación. El grupo de Policía Judicial de la Comisaría de Playa de Palma se hizo cargo del caso, y el joven, con el rostro magullado pero la determinación intacta, corroboró su denuncia.
Relató cómo uno de los guardias le propinó un devastador puñetazo en la cara, mientras otro lo inmovilizaba. Después de eso, cayó al suelo, donde recibió una lluvia de patadas y golpes, impotente y vulnerable.
Esta impactante historia de celos, arrogancia y brutalidad nos recuerda que, incluso en el corazón de los destinos turísticos más idílicos, la maldad puede surgir en las sombras. La Policía Nacional continúa investigando el caso, y los ciudadanos de Palma esperan que se haga justicia, mientras se preguntan: hasta dónde estarán dispuestos a llegar algunos por salvaguardar su ego y su poder