Baza, en la provincia de Granada, sacudida por una oleada de robos sin precedentes La Policía Nacional ha desentrañado el misterio tras una serie de hurtos que han tenebrado el municipio durante varios meses. Unas 12 fechorías cometidas en naves agrícolas y casas de campo, dejando un rastro de daño y devastación
Según las autoridades, los delitos tuvieron lugar entre febrero y principios de abril, y los maleantes se llevaron todo tipo de bienes, desde maquinaria y electrodomésticos hasta combustible, herramientas manuales, una escopeta e incluso munición de caza. Un botín de proporciones alarmantes
Aunque la policía ha identificado a un sospechoso de 33 años, desafortunadamente, este individuo ha fallecido por causas no relacionadas con el caso. La investigación continúa para dar con el resto de los posibles culpables.
Pero no todo está perdido, una parte considerable de los objetos robados han sido recuperados y devueltos a sus legítimos dueños La policía de la comisaría de Baza ha estado trabajando incansablemente para resolver una larga lista de denuncias relacionadas con estos robos en naves y casas de campo.
Los ladrones, según las autoridades, habrían planificado sus fechorías con gran detalle, aprovechando la soledad de estos lugares, situados en caminos y parajes apartados del centro urbano. Su método de entrada consistía en violentar las alambradas exteriores y forzar las cerraduras y candados de las puertas o ventanas.
Pero, qué era lo que más buscaban estos delincuentes El combustible Se llevaron alrededor de 1.600 litros de gasoil de uso agrícola y cuatro bombonas de butano. Además, no se detuvieron allí, también robaron una escopeta de caza, numerosos cartuchos, medio tonelada de trigo y cebada en grano, varias placas solares, un cuadro inversor y un remolque.
Un complejo de tres naves y una vivienda sufrieron tres robos en solo diez días, mientras que una nave de aperos fue robada en dos ocasiones, con la sustracción de una motosierra, herramientas manuales, una batería de tractor y diez litros de combustible. Un auténtico desafío para las autoridades