El pasado 5 de junio, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y responsable electoral del oficialismo, reconoció dificultades para reunir adeptos al régimen de Nicolás Maduro. Incluso, llegó a involucrar a su hermana, Delcy Rodríguez, en su lista personal para cumplir con la cuota impuesta por el PSUV a la militancia. Sin embargo, la voluntad de abandonar al chavismo y a Maduro sigue creciendo, lo que dificulta aún más la tarea de conseguir apoyos.
El método de recolección de adherentes del régimen, conocido como el 1×10, ha estado plagado de irregularidades y engaños. Se ha informado que las listas son falsas y que, en algunos casos, se han inflado las cifras de beneficiarios de programas sociales. Incluso, el propio Maduro ha pedido una auditoría para determinar la capacidad real de la maquinaria chavista.
A pesar de estas dificultades, el oficialismo sigue promoviendo el voto nulo como forma de castigo y ha tomado posesión de manera irregular de las siglas de partidos como el PCV, PPT y Redes. Además, la polémica entre Maduro y exministros del fallecido Hugo Chávez, como Gustavo Márquez, Rafael Ramírez y Andrés Izarra, ha afectado la captación de votos.
La dirigencia del PSUV ha evaluado la situación de manera autocrítica y ha adoptado diversas maniobras para intentar revertir la derrota. Sin embargo, los reportes indican que Maduro tiene una base y techo de 2 millones de votos, una cifra que se encuentra muy por debajo de la intención de voto del candidato de la oposición, Edmundo González.
En respuesta a esta situación, el régimen ha cambiado su estrategia electoral y ahora promete solucionar los problemas del país, como las fallas eléctricas y la distribución de alimentos. Además, acusan a la oposición de cantar fraude, cuando el oficialismo controla el CNE, donde se pueden cometer maniobras para favorecer una eventual reelección.
En los días previos a las elecciones, el régimen tratará de crear incertidumbre sobre la virtual eliminación de la candidatura de González Urrutia, con el fin de desmotivar el voto. En este sentido, la FAV, un grupo de militares disidentes, ha advertido sobre un presunto sabotaje a la infraestructura electoral y ha instado al pueblo de Venezuela a votar masivamente y a organizarse para la defensa del voto.
Por su parte, el PSUV se ha organizado en torno al 1×10 electoral y ha ordenado a las Unidades de Batalla Electoral Bolívar Chávez UBCH a cumplir diversas líneas, como la instalación temprana de mesas y la provocación de retrasos durante la jornada comicial. Además, la Milicia Bolivariana cerrará aquellos centros donde tengan una data de personas que no votarán y aplicará el voto asistido a personas mayores de edad y a funcionarios.
En definitiva, el régimen de Maduro se enfrenta a una difícil situación electoral, con bajas cifras de apoyo y acusaciones de fraude. Sin embargo, el oficialismo sigue promoviendo maniobras para intentar revertir la derrota y garantizar una victoria contundente.