Hace ya medio año que Texcaltitlán, en el Estado de México, se tiñó de sangre y luto por una cruel masacre orquestada por el cártel de la Familia Michoacana. Seis interminables meses desde aquel fatídico día en que 14 valientes almas perdieron la vida en una batalla desigual contra la maldad
En esta localidad, el temor y la incertidumbre continúan impregnando el aire, y es que, a pesar de los esfuerzos de las autoridades, ocho familias desesperadas siguen buscando a sus seres queridos, desaparecidos desde el pasado 8 de diciembre. Entre ellos se encuentran Germán García González 25 años, Joel Huicochea Arce 34 años, Pablo Esquivel Salcedo 42 años, Urbano Alejandro Ramírez Mercado 49 años, Rodrigo Calixto Ramírez 64 años, y J. Trinidad Huicochea Salcedo 67 años. A este trágico grupo se suma Héctor Martínez Cruz, quien desapareció dos días después a manos de un grupo armado.
Ante la lentitud de las investigaciones y la falta de información, los afligidos parientes exigen a las autoridades mexiquenses que aceleren los procesos y pongan todo su empeño en localizar a sus seres queridos, sanos y salvos. Que nos apoyen, que nos echen mucha fuerza para que le echen muchas ganas a buscarlos porque es nuestro familiar y nosotros en verdad lo buscamos demasiado, claman desesperados.
Mientras tanto, la vida en Texcaltitlán sigue marcada por la zozobra y la presencia constante de las fuerzas de seguridad. La Secretaría de Seguridad del Estado de México mantiene un operativo implacable en la región, con el objetivo de sofocar la ola delictiva y garantizar la seguridad de los habitantes. Elementos de la SSEM y la Sedena trabajan sin descanso, desplegados en diversos puntos estratégicos, realizando vigilancias, inspecciones y retenes de vehículos.
A pesar de estos esfuerzos, la incertidumbre persiste y las familias de los desaparecidos continúan sufriendo en silencio, sin obtener respuestas convincentes sobre el paradero de sus seres queridos. La comunidad de Texcaltitlán permanece a la espera de un milagro que permita cerrar las heridas y recuperar la paz y la tranquilidad perdidas.