La tasa de inflación no es más que el termómetro que refleja la enfermedad que aqueja a nuestra economía. Aunque nuestro termómetro económico muestre una leve mejoría en comparación con nuestro triste pasado, sigue siendo una de las tasas de inflación más altas de la región.
Nuestra economía aún no se ha recuperado del todo, y sigue dependiendo en gran medida de la política monetaria y cambiaria restrictiva, así como de las inyecciones semanales de dólares. La dolarización de facto de nuestra economía ha ayudado a mantener la estabilidad, pero corremos el riesgo de perder esa estabilidad si desdolarizamos nuestra economía.
La recesión inducida por la política fiscal también ha contribuido a la baja actividad económica, lo que ha resultado en un PIB extremadamente bajo en comparación con el tamaño de nuestro país.
La inflación estructural sigue siendo un desafío importante, y requerirá no solo una política monetaria sólida, sino también una reducción de la presión tributaria y una mayor participación del sector privado en la economía.
Mientras tanto, el pueblo venezolano está listo para una contienda electoral justa y libre, esperando que no haya maniobras políticas que obstaculicen su voluntad. La reciente declaración de Lula y Petro sobre la importancia de una amplia observación internacional en las elecciones es un paso en la dirección correcta.
Sin embargo, no podemos ignorar la crisis humanitaria que enfrentamos, y necesitamos un cambio de modelo que aborde la pobreza con crecimiento económico sostenible.
En cuanto a la situación energética, es difícil pensar en un crecimiento económico sostenible sin una solución a nuestras restricciones energéticas. Necesitamos inversión extranjera y una sólida plataforma eléctrica para aprovechar las oportunidades económicas que se presentan.
Finalmente, un posible gobierno de oposición debe aprender de los éxitos y errores de otros países, y buscar caminos de entendimiento con el gobierno actual, siempre y cuando no se renuncie a principios éticos y morales.
En resumen, aunque hay algunas señales positivas, aún queda mucho trabajo por hacer para lograr una recuperación económica sostenible en Venezuela. Necesitamos un enfoque holístico que aborde no solo la inflación, sino también la pobreza, la crisis humanitaria y las restricciones energéticas.