Explosivo El Salvador se consolida como la capital mundial del Bitcoin, mientras que Venezuela, exlíder en regulación, ahora se queda en el camino. Un contraste impresionante que deja al descubierto las enormes brechas en las políticas cripto de América Latina
El Salvador está en llamas con su adopción de Bitcoin Los jóvenes de una de las instituciones educativas más importantes del país, el Instituto Nacional de Usulután INU, están aprendiendo a minar Bitcoin. Sí, leíste bien Están usando sus propios recursos computacionales y un pool de minería individual para extraer la moneda digital
Esto es parte del programa Mi Nueva Escuela, apoyado por el Ministerio de Educación de El Salvador, que busca enseñar a los estudiantes sobre la pionera de las criptomonedas. Un movimiento audaz que seguramente dejará una huella imborrable en la industria Bitcoin de los Estados Unidos
Mientras tanto, en Venezuela, la situación es desastrosa para los mineros de Bitcoin. El gobierno ha impuesto una prohibición total a la actividad minera, lo que ha llevado a una serie de allanamientos y confiscaciones de equipos. Un golpe devastador a los avances que Venezuela había logrado en el sector
En 2018, Venezuela ya contaba con un ente regulador para supervisar el sector cripto: la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas SUNACRIP. Pero, después de un escándalo de corrupción en 2023, el gobierno venezolano ha tomado medidas drásticas que han afectado no solo a la minería de Bitcoin, sino también a las actividades relacionadas con la minería digital.
El Salvador, por otro lado, está construyendo una industria próspera y sostenible de Bitcoin. La nación ya ha minado 470 bitcoins en una granja instalada en la Central Geotérmica Berlín, con el total respaldo del Estado. Un ejemplo impresionante de cómo se puede utilizar la energía geotérmica para impulsar la adopción de Bitcoin
En resumen, El Salvador está avanzando a pasos agigantados en la adopción y minería de Bitcoin, mientras que Venezuela está retrocediendo rápidamente en el sector. Un contraste impresionante que deja mucho que pensar sobre el futuro de las criptomonedas en América Latina