Cómo puede destruir una acusación falsa la vida de alguien inocente Analía Verónica Schwartz, la profesora de música que fue absuelta por segunda vez en Mar del Plata después de ser acusada de abuso y corrupción de menores, ha revelado en una emotiva carta pública el calvario que ha vivido durante más de una década.
Schwartz, conmovida y aún con temblor en el cuerpo, cuenta cómo fue acusada sin pruebas y sin fundamento, y cómo tuvo que enfrentarse a un infierno de denuncias, escraches y amenazas de muerte. La pesadilla comenzó en 2013, cuando una madre imaginó que algo podía haber ocurrido en horas de clase y desató una oleada de acusaciones infundadas que llevaron a la profesora a ser juzgada y condenada.
Pero la justicia finalmente ha hecho sonar su campana: la sala quinta del Tribunal de Casación ha revocado el fallo y ha absuelto a Schwartz de todos los cargos. En la resolución, de más de doscientas páginas, se utilizan las palabras rumor e indagación en varias ocasiones, en referencia a las preguntas que los padres hicieron a sus hijos antes de presentar las denuncias.
En su carta, Schwartz relata cómo pasó de ser una profesora amada y respetada a ser el blanco de todo tipo de ataques y humillaciones. Su vida se convirtió en un infierno, y tuvo que luchar contra la depresión y el aislamiento para poder demostrar su inocencia. Ahora, después de once años de sufrimiento, pide que su caso sirva de ejemplo y de advertencia contra la histeria colectiva y la falta de pruebas en los juicios sumarísimos.
Schwartz quiere dejar todo esto atrás, pero sabe que no puede hacerlo sin denunciar la injusticia que ha sufrido. Su caso no es único: hay cientos de docentes en todo el país que están pasando por lo mismo, y muchos de ellos han sido encarcelados o se han suicidado por la presión y el estigma social. Por eso, Schwartz pide que se garanticen todas las herramientas del debido proceso y que se condenen los abusos sexuales contra niños con pruebas sólidas y sin presiones ni manipulaciones.
La historia de Analía Verónica Schwartz es una lección de coraje y resistencia, y una llamada a la justicia y a la sociedad para que no se dejen llevar por el odio y la histeria colectiva. Con los chicos no, con los docentes tampoco