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Rafael, un lugareño de lo que solía ser la colonia más peligrosa de la Ciudad de México, La Joya, me cita en el altar en honor a los sicarios de la zona. Me cuenta que en el pasado, ser foráneo en este lugar era sinónimo de peligro de muerte y que para sobrevivir, era necesario portar un arma. Sin embargo, hoy en día, las cosas han cambiado drásticamente.
La Joya, también conocida como El Hoyo, era un territorio controlado por jefes criminales que exigían permiso a los extraños para ingresar. Los residentes vivían con miedo y la violencia era parte de su vida diaria. Pero gracias a la estrategia de seguridad implementada por Clara Brugada, alcaldesa de Iztapalapa, La Joya ha experimentado un renacimiento.
Brugada ha optado por una estrategia diferente a la de Santiago Taboada, alcalde de Benito Juárez. Mientras Taboada ha optado por una mano dura con operativos policiacos y una apariencia intimidante de sus oficiales, Brugada ha preferido una estrategia sin operativos espectaculares y una ocupación policiaca que se asemeja a la militarización de zonas conflictivas.
En La Joya, la policía ha sido relegada a una función auxiliar y se ha centrado en inversión pública y programas sociales. Se han llevado a cabo obras urbanas, se ha dotado de alumbrado público a las zonas más alejadas y se han iniciado programas sociales como Jóvenes Unen al Barrio e Iztapalapa La Más Deportiva.
Gracias a estas acciones, los vecinos se sienten motivados a mantener a raya el crimen en el barrio y se han creado empleos para los habitantes como facilitadores de talleres contra la violencia, democracia y derechos humanos. La Joya ha dejado de ser el barrio más peligroso de la Ciudad de México y hoy en día, los foráneos pueden caminar sin escoltas en la calle.
Por otro lado, la colonia Narvarte, en la alcaldía Benito Juárez, es completamente opuesta a La Joya. Según el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, la calidad de vida tiene una calificación de 0.91, similar a la de un pequeño país rico en Europa. Pero mientras nadie veía, los cabecillas de los cárteles más violentos del país se asentaron en la colonia y se disfrazaron de vecinos honorables.
La reacción del alcalde panista Santiago Taboada fue de mano dura, con un aumento en el número de patrullas y una apariencia más intimidante de los oficiales. Pero a diferencia de La Joya, los resultados en la colonia Narvarte no han sido tan positivos.
En resumen, Clara Brugada ha logrado transformar La Joya de ser el barrio más peligroso de la Ciudad de México a un lugar donde los foráneos pueden caminar sin escoltas en la calle, gracias a una estrategia de seguridad basada en inversión pública y programas sociales. Por otro lado, Santiago Taboada ha optado por una mano dura en la colonia Narvarte, pero los resultados no han sido tan positivos como en La Joya.