En el corazón de Colombia, en el vibrante y fértil Valle del Cauca, los viajeros presenciaron escenas conmovedoras cuando los heroicos agentes de la Seccional de Tránsito y Transportes detuvieron sorpresivamente varios automóviles. No se trataba de una redada rutinaria para revisar documentos o imponer multas En este día especial, los uniformados tenían un regalo dulce y una misión vital para cumplir.
Entre lágrimas de emoción y sorpresa, las madres recibieron cestas de dulces, un gesto encantador para honrar su día. Sin embargo, los agentes no se detuvieron allí. Con micrófonos abiertos y cámaras listas, las madres llamaron a sus hijos e impartieron recomendaciones cruciales sobre seguridad vial, rogándoles que el mejor obsequio que podrían darles sería llegar sanos y salvos a casa.
La señora Angélica María, una de las afortunadas madres, no pudo contener su gratitud y animó a la comunidad a mantener un comportamiento ejemplar en las carreteras. Pero la jornada de generosidad y conciencia no terminó allí. Los oficiales, liderados por el Mayor Javier Soto, Jefe de la Seccional de Tránsito y Transportes del Valle del Cauca, compartieron un brindis simbólico: Un brindis por la seguridad vial, no la dejes esperando
A lo largo de las rutas del Valle, la Policía se dedicó a una sola misión: salvaguardar la integridad y la vida de los ciudadanos que transitan por allí. Historias como estas demuestran que, más allá de sus responsabilidades diarias, los agentes de tránsito se convierten en ángeles de la guarda en el asfalto, tejiendo una red de amor y protección en las carreteras colombianas.