La famosa autora de la saga de Harry Potter, J.K. Rowling, se ha vuelto a ver inmersa en una nueva polémica en redes sociales. Todo comenzó con un comentario que hizo sobre Lucy Clark, la entrenadora del Sutton United femenino, a la que describió como un hombre blanco, heterosexual y de mediana edad. Esto ocurrió en respuesta a una noticia del Daily Mail, donde Rowling era acusada de burlarse de Clark.
Sin embargo, la escritora no se quedó callada y respondió que no la estaba comparando con un hombre, sino que ES un hombre. Además, añadió que no considera que llamar a un hombre hombre sea un acto de acoso o de menosprecio hacia alguien más débil. En su opinión, los hombres heterosexuales transformistas son uno de los grupos demográficos más favorecidos en la actualidad, y las mujeres no están obligadas a aplaudir a quienes las caricaturizan.
Estas declaraciones no sentaron nada bien en las redes sociales, donde muchos usuarios mostraron su decepción y tristeza por la actitud de Rowling. Algunos incluso llegaron a decir que su comportamiento era vergonzoso y que estaba socavando los derechos de las personas transgénero.
Lucy Clark, por su parte, respondió a la polémica con calma y tranquilidad. Aseguró que, a pesar de un día más de transfobia llena de odio, está viviendo su mejor vida. Además, dijo que se despierta cada día con su preciosa familia a su alrededor, ríe y tiene motivos para los que espera con ilusión. Por lo tanto, se preguntó quién está ganando en la vida, si aquellos que propagan odio o aquellos que son felices y sonríen.
Hay que recordar que Clark fue la primera árbitra transgénero del mundo y que, en 2019, fue reconocida por un récord Guinness por ello. En una entrevista, aseguró que pertenecer al mundo del fútbol retrasó su transición, pero que, cuando finalmente decidió decir públicamente que era una mujer trans, sintió una enorme sensación de alivio.
Esta no es la primera vez que Rowling se ve envuelta en una polémica sobre temas transgénero. Hace un mes, se posicionó en contra de una nueva ley escocesa que amplía la penalización por incitación al odio más allá de la raza, la etnia y la nacionalidad, y añade, entre otras, la cuestión de identidad transgénero. La autora consideró que sería explotada por oportunistas y podría socavar los derechos de las mujeres, argumentario al que agregó comentarios describiendo a varias mujeres trans como hombres.