PALMA, 12 de mayo. La justicia se dispone a juzgar a dos jóvenes de 20 y 25 años acusados de cometer una atroz agresión en la popular zona turística de Magaluf, en Mallorca. Los hechos ocurrieron una madrugada de marzo de 2023, cuando la víctima, una turista desprevenida, fue asaltada, robada, violada y amenazada por estos dos individuos.
La Fiscalía solicita una pena de 17 años y medio de cárcel para el primero y 20 años para el segundo, acusados de delitos de robo con violencia, agresión sexual, lesiones, resistencia y atentado a agentes de autoridad, y amenazas.
La noche del incidente, la turista regresaba a su hotel por una calle desierta cuando fue sorprendida por los dos sospechosos. La tiraron al suelo, la arrastraron a un callejón y la desvalijaron, arrebatándole joyas, reloj y teléfono móvil. Ante la resistencia de la víctima, uno de los procesados la inmovilizó sentándose a su lado y la besó, manoseó y penetró con los dedos, dejándola con el vestido rasgado y el alma destrozada.
Cuando un coche patrulla de la Policía Local se detuvo tras detectar las luces de socorro, los agresores soltaron a la víctima y uno de ellos intentó distraer a los agentes con preguntas absurdas. Sin embargo, el rápido accionar de los policías permitió interceptar a los sospechosos y recuperar parte del botín, encontrando el reloj de la víctima escondido en la zona genital de uno de ellos y los anillos en la otra.
Durante el forcejeo, los acusados se enfrentaron a los policías con agresivas frases y violencia, llegando a lanzar puñetazos y golpes. La Fiscalía también pide una multa, una orden de alejamiento en favor de la víctima, medida de libertad vigilada por ocho años e inhabilitación para trabajar con menores. Además, solicita la expulsión del territorio nacional para uno de ellos, en situación irregular en España.
La acusación pública reclama que los acusados indemnicen a la turista con 16.000 euros por las secuelas y daños morales, y a dos policías con 104 y 1.100 euros por las lesiones sufridas. Una noticia que enciende las alarmas y deja en evidencia la necesidad de reforzar la seguridad en zonas turísticas.