Drama en el barrio Las Dalias de Córdoba Un hombre de 73 años pierde la vida de manera trágica al ser aplastado por su propia camioneta Chevrolet Tracker. Según las autoridades, el septuagenario, dueño de un taxi, se disponía a mover su vehículo para que su chofer se lo llevara. En un instante, atropelló accidentalmente a su perro y bajó a auxiliarlo, pero horror olvidó poner el freno de mano y el auto avanzó, aplastándole la cabeza contra una parrilla.
El taxista, impaciente por la demora, ingresó al garaje y se topó con la desgarradora escena. Los servicios de emergencia confirmaron la muerte del jubilado, mientras que la Policía Judicial y el Ministerio Público Fiscal trabajaron en el lugar del suceso.
En un pueblo de Salta, Tartagal, un joven de 21 años llamado Carlos Cardozo no corre la misma suerte. Murió asfixiado por una avalancha de arena mientras trabajaba junto a su abuelo de 75. La inestabilidad del terreno y el exceso de confianza del joven desencadenaron la tragedia. Increíble Toda la arena que Carlos había separado manualmente con una pala se desmoronó y lo enterró vivo.
El abuelo y los compañeros de trabajo lucharon desesperadamente por rescatarlo, pero fue en vano. Lo sacaron inconsciente y lo llevaron al hospital Juan Domingo Perón de Tartagal, donde los médicos no pudieron reanimarlo. Dos historias conmovedoras que nos hacen reflexionar sobre la fragilidad de la vida