Hora de sumergirnos en una historia escalofriante y llena de giros inesperados sobre el asesino en serie conocido como El Goyo Cárdenas o El Estrangulador de Tacuba Aterrorizó a la Ciudad de México en 1942 con una oleada de feminicidios que sacudieron los cimientos de la sociedad. Pero, qué pasó después Cómo es posible que un individuo con tales crímenes a sus espaldas pudiera ser honrado con una estatua y reconocimientos en la Cámara de Diputados Sigue leyendo para descubrir los intrigantes detalles de esta historia.
Gregorio Cárdenas Hernández nació en 1915 y desde pequeño mostró signos de un comportamiento anormal, como resultado de un daño neurológico causado por la encefalitis que padeció. A pesar de sus problemas para controlar sus esfínteres y su tendencia a asesinar animales, demostró un alto coeficiente intelectual que le permitió obtener una educación universitaria.
Sus compañeros de escuela lo describieron como una persona tímida con tendencias antisociales, como prender fuego al cabello de sus compañeras y ofrecer dulces contaminados con desperdicios humanos. Con el paso del tiempo, estas actitudes desembocaron en una serie de asesinatos que conmocionaron a México.
Entre agosto y septiembre de 1942, El Goyo Cárdenas cometió una serie de feminicidios que le valieron el apodo de asesino relámpago. Sus víctimas fueron enterradas en el jardín de su casa en Tacuba, lo que llevó a que fuera apodado El Estrangulador de Tacuba. Tras su detención, se reveló que había estado practicando necrofilia con los cadáveres y experimentando con ellos para evitar su identificación.
Tras su detención, El Goyo Cárdenas fue internado en una clínica psiquiátrica, donde confesó sus crímenes y llevó a las autoridades al lugar donde había enterrado a sus víctimas. A pesar de su evidente locura, fue declarado mentalmente competente y trasladado al manicomio de La Castañeda, donde recibió terapias electroconvulsivas.
Después de su escape y captura en Oaxaca, donde trabajaba como profesor, fue devuelto a Lecumberri para comenzar su rehabilitación social. En 1976, el presidente Luis Echeverría Álvarez le concedió un indulto y fue liberado, recibiendo incluso un reconocimiento en la Cámara de Diputados por ser considerado un ejemplo para la sociedad mexicana.
Tras su liberación, El Goyo Cárdenas terminó una carrera de derecho en la UNAM y expuso y vendió sus pinturas realizadas en prisión. Sin embargo, su historia también tuvo un lado oscuro, ya que fue demandado por una obra de teatro que exponía su sexualidad y otros aspectos de su vida.
Finalmente, El Goyo Cárdenas falleció por causas naturales en 1999 a la edad de 84 años. Su historia sigue siendo una de las más impactantes y sorprendentes de la historia criminal mexicana, y sigue siendo recordada y discutida hasta el día de hoy.