
Estela Medina, la sobreviviente de una cruel golpiza a manos de su cónyuge, habla sobre la terrible noche en la que su madre, Rosa Andrada, perdió la vida tratando de protegerla. Fue mi madre quien me salvó, afirmó Estela entre lágrimas.
La semana pasada, Estela despidió los restos de su progenitora mientras que el autor del crimen disfruta de arresto domiciliario y busca reducir su condena mediante un juicio abreviado.
La violenta agresión ocurrió el último viernes de junio, cuando Hugo Zelaya, esposo de Estela, intentó forzarla a mantener relaciones sexuales y, al ser rechazado, descargó su furia sobre ella. Zelaya golpeó sin cesar a Estela y, cuando ella rodó por la cama hasta caer al suelo, continuó atacándola con un bastón hasta causarle graves lesiones en la cabeza.
Estela intentó huir pero Zelaya estaba fuera de control. La alcanzó antes de que llegara a la puerta y comenzó a morderla, desgarrándole la piel con los dientes. Estela logró agarrar un frasco de perfume y romperlo para clavarle el vidrio y defenderse, pero no pudo detenerlo. Finalmente, logró cegarlo temporalmente con spray perfumado y huyó de la casa, herida y aterrorizada.
Mientras tanto, Rosa, de 104 años y con demencia senil, se levantó de la cama al escuchar los gritos de su hija y trató de intervenir. Zelaya golpeó brutalmente a la anciana hasta matarla, en un cobarde ataque que fue presenciado por Estela, quien pedía auxilio desesperadamente fuera de la casa.
A pesar de la gravedad del crimen, Zelaya no fue enviado a prisión preventiva debido a su edad avanzada y a la legislación de Tucumán que lo prohíbe para mayores de 70 años. Estela, aún herida y traumatizada, no puede regresar a su hogar mientras que su esposo sigue libre, sin custodia policial.
Estoy en peligro, dijo Estela, nada impide que el asesino salga a buscarme. Un familiar de Estela lamentó la situación y pidió justicia por Rosa, una madre valiente que dio su vida por proteger a su hija.,