
Los hermanos Maxwell y Zachary Sterling Jensen, acusados junto con sus padres de participar en un plan para contrabandear combustible robado desde México hasta los Estados Unidos, se declararon no culpables durante su audiencia de fijación de fianza en el Tribunal de Distrito Sur de Texas. Según el acta de la audiencia, después de que se lesyeron los cargos de lavado de dinero y contrabando de bienes a los Estados Unidos, ambos se declararon no culpables de los cargos el martes. De esta manera, la familia Jensen, originaria de los Estados Unidos, contrabandeó 300 millones de dólares en petróleo mexicano a los EE. UU., según informes de la policía.
En consecuencia, se ha determinado que deben comparecer nuevamente el 28 de mayo para continuar con los procedimientos del juicio, y posteriormente el 3 de junio para la última audiencia previa al juicio. El 16 de junio se llevará a cabo la selección del jurado para su enjuiciamiento.
El juez Ignacio Torteya ordenó que Maxwell permanezca en prisión preventiva, mientras que Zachary podrá recuperar su libertad tras pagar una fianza de 100.000 dólares y una garantía adicional de 10.000 dólares, además de presentarse periódicamente ante el tribunal. Los hermanos fueron arrestados durante una redada del Buró Federal de Investigaciones FBI en las instalaciones de la empresa Arroyo Terminals en Texas, junto con sus padres James Yael y Kelly Anne Jensen, quienes, según los fiscales estadounidenses, lideran la conspiración criminal.
De acuerdo con informes de Milenio, la familia Jensen está acusada de contrabandear petróleo robado por grupos criminales en México y venderlo a clientes en los Estados Unidos. Se alega que entre mayo de 2022 y marzo de 2025, lograron ingresar 300 millones de dólares en petróleo crudo a los Estados Unidos y lavar al menos 47 millones de dólares a favor de los cárteles mexicanos, aunque no se han mencionado específicamente a estos últimos.
Se cree que la familia utilizó las empresas Arroyo Terminals, LLC, Big Hog Energy, LLC y Jentran, LLC para canalizar pagos a empresas mexicanas que operaban con la autorización de los cárteles mexicanos dedicados al robo de hidrocarburos. El crudo era adquirido a empresas que solo operaban con la autorización de organizaciones criminales mexicanas, según la acusación de la fiscalía.
Después de obtener el combustible, la familia organizaba su transporte en barcazas remolcadas a través del Golfo de México hasta puertos de los Estados Unidos. Para lograr su ingreso, declaraban que se trataba de residuos de aceites lubricantes o destilados de petróleo. Una vez en los Estados Unidos, el petróleo era vendido a firmas industriales como si fuera de origen lícito. James y Kelly Jensen blanquearon los ingresos obtenidos directa o indirectamente de las violaciones, según la acusación.
Las autoridades estadounidenses investigan la importación ilegal de petróleo mexicano, según ha informado Negocios IOGE.,