Cada 10 de octubre se celebra en Colombia el Día del Veterano, en conmemoración de la entrada de las tropas patriotas en Cartagena en 1821 y la primera exhibición de la bandera colombiana en los baluartes y murallas de la ciudad. En esta fecha, se honra la memoria de aquellos hombres valerosos que son hoy en día leyendas vivas de la Policía Nacional.
Uno de esos hombres es el agente Roberto Manuel Maza Almeida, quien ha dedicado su vida al servicio de la comunidad y la policía. Con 34 años de experiencia en vigilancia comunitaria y trabajo social, Maza Almeida ha sido asignado a zonas difíciles y de alta conflictividad, como el pueblo de El Salado, en Bolívar, donde en el año 2000 tuvo lugar una de las masacres paramilitares más cruentas de la historia reciente de Colombia.
El Salado fue escenario de una terrible matanza en la que un grupo paramilitar compuesto por 450 hombres asesinó a por lo menos 100 personas, entre hombres, mujeres y niños, en una cancha de fútbol. La masacre generó un éxodo masivo de campesinos y dejó al pueblo como un lugar fantasma durante varios días.
Maza Almeida fue asignado a esa zona rural hace siete años, con la responsabilidad de mejorar el bienestar emocional de cerca de 1500 personas que habían regresado a sus tierras y viviendas después de varios años de desplazamiento forzoso. A pesar de las dificultades y los recuerdos dolorosos de la masacre, Maza Almeida se sintió impulsado a ayudar a la comunidad y a trabajar por la paz y la reconciliación.
El agente Maza Almeida nació en el municipio de San Estanislao de Kostka, Bolívar, en 1968. Se hizo policía para servir a su país y a su comunidad, y durante sus más de 31 años de servicio, fue testigo de varios episodios dolorosos y difíciles. Sin embargo, siempre se sintió seguro y protegido por su fe y su vocación de servicio.
Hoy en día, Maza Almeida goza de su asignación de retiro y se siente orgulloso de sus hijos y su esposa, quienes lo han acompañado durante todo su trayectoria. A la Policía Nacional le agradece haberle dado una estabilidad laboral y la oportunidad de servir a su país. Aunque ya no está en activo, sigue siendo un Policía en su corazón y en su espíritu, y siempre estará agradecido por los años que dedicó a la institución y a la comunidad.,