En la misa de las once, el sacerdote comparó la transformación de los renacuajos en sapos y las orugas en mariposas. Esto hizo reflexionar a Manuel Contreras, un joven de 16 años, quien siempre había querido destacar, especialmente en el deporte.
Manuel era un corredor de atletismo, pero fue derrotado por Gamaliel Urquiza en la carrera de 100 metros planos. A pesar de su entrenamiento y habilidad, Gamaliel lo superó por 20 metros. Manuel decidió entonces cambiar a los 1.500 metros planos, donde tenía una marca de 5 minutos 18 segundos y se consideraba invencible. Sin embargo, en los intercolegiales, Gamaliel se inscribió en el último momento y lo derrotó nuevamente.
Después de esta derrota, Manuel intentó con la natación, pero su único oponente se enfermó y no hubo competencia. Finalmente, Manuel decidió probar con el ciclismo. Soñaba con ser el mejor ciclista y superar a todos sus rivales en las carreras de montaña. Un día, mientras dormía, tuvo un sueño en el que se veía a sí mismo como un ciclista exitoso, subiendo montañas y dejando atrás a sus oponentes. Sin embargo, cuando despertó, se dio cuenta de que todo había sido solo un sueño.
A pesar de la decepción, Manuel decidió actuar y fue a comprar la bicicleta que tanto deseaba. Pero cuando llegó a la casa de Fito, el dueño de la bicicleta, se enteró de que Gamaliel ya se la había llevado. Manuel se sintió nuevamente derrotado por su rival.
Manuel Contreras es un joven que siempre ha querido destacar en el deporte, pero ha enfrentado varias derrotas en su camino. A pesar de esto, nunca se rinde y sigue buscando nuevas oportunidades para demostrar su habilidad y determinación. Su historia es una muestra de que la perseverancia y la pasión por el deporte pueden llevar a alcanzar grandes metas, incluso cuando las cosas no salen como se planean.