Durante sus tareas habituales, los equipos de vigilancia de la comisaría de Arjona detectaron a una individuo en el barrio El Tanque y, al revisarla, encontraron 10 cartuchos calibre 5.56 sin percutir en una pequeña bolsa, munición reservada exclusivamente para las fuerzas de seguridad. La mujer, apodada Vanessa y de 30 años, fue llevada a la comisaría para ser procesada por el delito de posesión ilegal de armas y municiones.
Sin embargo, tras verificar su identidad, se descubrió que Vanessa había sido arrestada en abril de ese mismo año por el grupo Gaula de la Policía Nacional en Bolívar, durante una operación llamada Odiseo, por el delito de conspiración para delinquir. Se sospechaba que esta presunta delincuente trabajaba para el Clan del Golfo y, en ese momento, cumplía una condena de arresto domiciliario. Su labor consistía en realizar reconocimientos, identificar posibles víctimas, transportar armas después de cometer un asesinato en el mencionado municipio.
Como consecuencia, Vanessa fue entregada a la Fiscalía General de la Nación por el delito de fabricación, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, piezas o municiones, y un juez dictaminó su encarcelamiento en una prisión, revocando así su arresto domiciliario.
En esta noticia, llama la atención el hecho de que una persona bajo arresto domiciliario haya vuelto a cometer un delito, lo que pone de manifiesto la necesidad de reforzar las medidas de control y vigilancia en estos casos. Además, resalta la importancia del trabajo de las fuerzas de seguridad en la lucha contra el crimen organizado y el tráfico de armas en Colombia.