El 13 de abril, el mundo fue testigo de un espectáculo impactante: misiles iraníes sobrevolando la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén. Este evento fue una respuesta controlada por parte de Irán a un ataque israelí contra una representación diplomática iraní en Siria. Israel había infringido la Convención de Viena, y ante la falta de condena en el Consejo de Seguridad de la ONU, Irán decidió tomar medidas.
Este intercambio de acciones puso de manifiesto varias cuestiones importantes. En primer lugar, la continua vulneración del derecho internacional por parte de Israel. En segundo lugar, la impunidad con la que Israel comete estos crímenes y quién está detrás de ella. Y, en tercer lugar, la determinación de Irán de defenderse, incluso mediante opciones militares, si la vía diplomática falla.
Sin embargo, a pesar de estos eventos, Israel no ha cambiado su comportamiento y el asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniya, en Irán el 31 de julio, demuestra esto. Irán, ejerciendo su derecho a la defensa bajo el derecho internacional, sigue siendo el objetivo de las acciones israelíes.
El secretario general de la ONU ha expresado su profunda preocupación por la situación en Oriente Medio, pero la falta de acción concreta de la ONU sigue siendo evidente. Mientras tanto, EE.UU. y algunos líderes europeos han mostrado su preocupación por un posible aumento del conflicto, pero sus declaraciones sugieren que temen más una acción iraní que el incumplimiento sistemático del derecho internacional por parte de Israel.
La relación entre EE.UU. e Israel es, como siempre, un factor clave. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, regresaba de EE.UU. cuando se produjo el atentado que acabó con la vida de Haniya en Irán. Si EE.UU. no tenía conocimiento de estos planes, su exigencia a Irán para evitar una escalada sería hipócrita, dado su continuo apoyo a Israel.
En medio de este contexto, China ha desempeñado un papel importante en la mediación entre las facciones palestinas y en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Irán y Arabia Saudita. El ascenso de China en la esfera diplomática es evidente y EE.UU. podría no estar del todo en desacuerdo con una escalada militar en la región que frene este ascenso.
La respuesta iraní a los ataques sigue pendiente. Mientras tanto, Irán está buscando opciones negociadas y centrándose en lograr un alto el fuego en Gaza. Sin embargo, ha dejado claro que no tolerará ataques a su soberanía y seguridad.