En el último siglo, la producción mundial de plástico ha experimentado un aumento significativo, multiplicándose cerca de 230 veces entre 1950 y 2019. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de este material se recicla, ya que aproximadamente el 9% termina en plantas de reciclaje. Lo más preocupante es que cada año se vierten al océano unas 14 millones de toneladas de plástico.
Además de los problemas de contaminación, la producción de plástico también contribuye a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, representando alrededor del 3,4% de las emisiones globales en 2019. Esto se debe a que más del 99% de los plásticos se derivan del petróleo, el gas y el carbón, lo que perpetúa nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
Los plásticos de un solo uso representan alrededor del 40% de la producción de plásticos, y su uso excesivo genera una gran cantidad de residuos. Por ejemplo, en el Reino Unido se utilizan cada año 2.700 millones de cubiertos de plástico de un solo uso y 721 millones de platos de este mismo tipo, la mayoría de los cuales no se reciclan.
En total, en 2019, se produjeron alrededor de 353 millones de toneladas de residuos plásticos, de los cuales el 21% provino de Estados Unidos y el 28% de otros países occidentales. Esto demuestra la necesidad urgente de reducir el uso de plásticos y encontrar alternativas sostenibles.
Es importante destacar que la Unión Europea ha tomado medidas para reducir la contaminación por plásticos, ya que el 90% de los europeos tienen en sus organismos una sustancia química que puede desencadenar enfermedades graves. Sin embargo, Estados Unidos está rezagado en este tema, ya que solo 12 estados han prohibido el uso de bolsas de plástico. La Casa Blanca ha anunciado planes para introducir una estrategia integral para hacer frente al uso del plástico en todo el país, pero se necesitará una acción sin precedentes en cada etapa del ciclo de vida del plástico para lograr una reducción significativa.