El pasado sábado 10 de febrero, una mujer llamada Adriana se dirigió al panteón de Cuautepec en la colonia Loma Palma de la alcaldía Gustavo A. Madero, con el propósito de visitar la tumba de su hija de cuatro años. Sin embargo, al llegar al lugar, se sorprendió al descubrir que la tumba de su hija había sido profanada, con el féretro abierto y sin rastro de los restos de su hija.
El robo de tumbas es un delito que ha aumentado en los últimos años en México y se encuentra regulado en el Código Penal Federal. Este delito se enmarca en el capítulo único sobre la Violación de las leyes sobre inhumaciones y exhumanaciones. La diferencia entre ambos términos radica en que la inhumación se refiere a la acción de enterrar un cadáver, mientras que la exhumación se refiere a la acción de desenterrar un cadáver o restos humanos.
En el caso específico del delito de exhumación, el artículo 281 del Código Penal Federal establece que se consideran actividades ilegales la violación de un tumulto, sepulcro, tumba o féretro, así como la profanación de un cadáver o restos humanos con actos de vilipendio, mutilación, brutalidad o necrofilia. La pena por este delito puede ser de uno a cinco años de prisión.
Históricamente, el robo de tumbas ha estado relacionado con el mundo de la ciencia y la medicina. A mediados del siglo XIX, el robo de cuerpos humanos se convirtió en un negocio rentable para los ladrones, quienes vendían los restos humanos al mundo de la ciencia y la medicina. Esta práctica, aunque ilegal y mal vista, era beneficiosa para los médicos que capacitaban a los estudiantes universitarios.
En México, el último fin de semana de julio de 2024, se reportó la destrucción de varias tumbas en el panteón de San Juan Eldorado, en Sinaloa. Las tumbas pertenecían a los familiares de Dámaso López Núñez, El Licenciado, quien fue uno de los hombres de confianza de Joaquín El Chapo Guzmán antes de entrar en conflicto. La Fiscalía General del Estado de Sinaloa ya investiga el caso para dar con los responsables.
En resumen, el robo de tumbas es un delito que ha aumentado en México en los últimos años y se encuentra regulado en el Código Penal Federal. La diferencia entre inhumaciones y exhumaciones radica en que la primera se refiere al entierro de un cadáver, mientras que la segunda se refiere a la acción de desenterrar un cadáver o restos humanos. El robo de tumbas ha estado históricamente relacionado con el mundo de la ciencia y la medicina, y en México se han reportado casos recientes de este delito en el panteón de San Juan Eldorado, en Sinaloa.