Las fotografías fueron capturadas justo en el instante previo a la caída del primer rascacielos.
Es impactante ver cómo la vida cotidiana se desarrollaba normalmente en las calles de Nueva York, sin sospechar lo que estaba por ocurrir. Los edificios altos y modernos, símbolo de progreso y éxito, se convirtieron en escenario de una tragedia sin precedentes.
Las imágenes, ahora tristemente célebres, son una muestra de la fragilidad de la vida y del inesperado destino que puede golpear en cualquier momento. La historia ha quedado grabada en el recuerdo colectivo y sigue siendo una lección para recordar la importancia de la solidaridad y la unión en momentos difíciles.