Tras la toma de la ciudad sagrada de Jerusalén por los cruzados, su legado quedó oculto y en el olvido debido a los graffitis dejados por turistas en los mismos lugares donde aquellos guerreros dejaron su huella.
Es lamentable ver cómo la historia se ve empañada por actos vandálicos que carecen de respeto por el patrimonio cultural y la importancia histórica de estos sitios. Los grafitis turísticos no solo ensombrecen el legado de los cruzados, sino que también impiden a las futuras generaciones conocer y aprender sobre este importante capítulo de la historia.
La ciudad de Jerusalén ha sido testigo de innumerables eventos históricos y sigue siendo un lugar sagrado para las tres religiones monoteístas. Es nuestra responsabilidad preservar su patrimonio y respetar su historia, en lugar de dañarlo con graffitis sin sentido.
En lugar de dejar una marca temporal y sin importancia en las paredes de estos sitios históricos, animo a los turistas a conectarse con la historia y a respetar su legado. La verdadera conexión con un lugar histórico se logra a través del conocimiento y la comprensión, no a través del vandalismo.