Pancha Merino, de La Firme: Admito ser medio machista y preferir caminos difíciles en TV

En vivo y exclusivo Francisca Merino Garrido, conocida como Pancha, recibe con emoción el rayo blanco del Arcángel Gabriel junto a Pedro Engel en su programa de televisión, el cual se emite de lunes a viernes a las 17:00 horas en TV . Pancha, de 51 años, es una reconocida comunicadora que ha tenido una carrera llena de altibajos y giros inesperados.

Aunque estudió actuación y protagonizó varias teleseries en Canal 13 a finales de los 90 y principios de los 2000, Pancha confiesa que no le gusta ver sus grabaciones y que siempre se sintió más como una comunicadora que como una actriz. Sus inicios mediáticos, sin embargo, estuvieron marcados por su interés en la cultura india y la espiritualidad, aunque con el paso del tiempo y su participación en programas de farándula como SQP, esos intereses se fueron desvaneciendo.

Sin embargo, la vida de Pancha dio un giro inesperado cuando sufrió un quiebre matrimonial y una millonaria estafa por parte de alguien cercano a ella. Estos golpes vitales la llevaron a reevaluar sus prioridades y a enfocarse en su crecimiento emocional y espiritual, el cual comenzó a comunicar a través de sus redes sociales y ahora en su propio espacio en televisión.

En su programa La Firme, Pancha repasa su historia, desde su infancia en Santiago Centro hasta su carrera como actriz y comunicadora. Habla de sus inicios en la actuación, de sus locos años en SQP, de su faceta como madre de tres hijos y de su anhelo pendiente de tener su propio programa de radio. También comparte anécdotas y reflexiones sobre su vida y su carrera, y no duda en expresar su opinión sobre temas como la farándula y la espiritualidad.

A pesar de su éxito en la televisión, Pancha sigue siendo una persona cercana y accesible, y no duda en compartir sus pensamientos y emociones con su público. Su programa es una muestra de su personalidad vibrante y su pasión por la comunicación, y es una prueba de que siempre es posible reinventarse y seguir adelante, incluso después de enfrentar los golpes más duros de la vida.