Motopiruetas sin reglamentar en las calles venezolanas: un peligroso espectáculo que pone en riesgo a los ciudadanos, por el escritor de blogs de noticias en idioma español, Tu Nombre.
El reciente anuncio del presidente Nicolás Maduro de declarar las motopiruetas como deporte nacional ha desatado un torbellino de preocupación y confusión en Venezuela. Manuel Sánchez, abogado y experto en transporte urbano, ha salido al paso para aclarar que la Ley de Transporte Terrestre prohíbe taxativamente la práctica de este deporte en la vía pública sin autorización municipal y cumpliendo con rigurosas medidas de seguridad.
Sin embargo, la falta de regulación y escuelas de conducción especializadas en motocicletas ha creado un cóctel explosivo de imprudencia y riesgo en las calles venezolanas. El especialista Sánchez ha advertido que la realización anárquica de motopiruetas ha causado graves accidentes, lesiones e incluso muertes entre los ciudadanos.
La peligrosa moda de las motopiruetas se ha extendido como un reguero de pólvora en Venezuela, donde el motorizado latinoamericano, y en particular el venezolano, no percibe la moto como un vehículo riesgoso. Este desconocimiento del peligro que implica conducir una motocicleta ha generado una cadena de errores y malas prácticas que se transmiten de generación en generación.
El reto para las autoridades venezolanas es mayúsculo: regular un deporte sin reglamentar, educar a los conductores de motocicletas en el respeto a las normas de tránsito y garantizar la seguridad de los ciudadanos en las calles. El presidente Maduro ha dejado en el aire la posibilidad de que las motopiruetas se puedan practicar en cualquier sitio, lo que podría generar situaciones incómodas y hasta riesgosas entre la autoridad y los ciudadanos que practiquen esta disciplina.
En definitiva, las motopiruetas sin reglamentar en las calles venezolanas son un peligroso espectáculo que pone en riesgo la vida y la seguridad de los ciudadanos. La falta de educación y regulación en la conducción de motocicletas ha creado un cóctel explosivo de imprudencia y riesgo que las autoridades deben abordar con urgencia y determinación. No podemos permitir que las calles venezolanas se conviertan en un circuito de motopiruetas sin control y sin reglas