Un Día de las Madres muy distinto MILES de mujeres festejaron el fin de semana, pero para las 400 reclusas, su celebración estuvo marcada por las rejas y los muros de cuatro metros de altura. Estas madres detrás de barrotes tienen historias que contar, y MILENIO las ha recopilado.
Irene, una joven de 20 años, fue detenida por un robo con violencia junto a su pareja en un centro comercial localizado en Tlaquepaque. Su error: robar bajo los efectos de la marihuana. Ahora, debe cumplir su condena y dejar a su bebé de ocho meses con su familia. Aquí encerrada, le pagas a la sociedad, comenta con resignación.
Marcela, por su parte, fue detenida por traer una maleta de Colombia con mariguana que un amigo le había pedido que transportara. Su hijo de ocho años vive con su abuela, y solo pueden verse durante las visitas. Me parte el corazón verlo aquí adentro encerrada, pero más me parte el alma cuando tengo que despedirlo, comparte.
Ambas mujeres trabajan como estilistas en el interior del centro y se esfuerzan por verse guapas para recibir a sus familiares. Sin embargo, cuando las promesas de visitas no se cumplen, el dolor es aún mayor. Para nosotras es muy importante saber que alguien viene a verte, comenta Marcela.
Para las familias de las personas privadas de su libertad, la vida tampoco es fácil. La Señora Sara, abuela de un niño que extraña a su madre, explica que mi nieto llora porque quiere a su mamá, y no le puedo explicar que mi hija no puede salir, que solo la puedo llevar a visitarla por unas horas.
En el reclusorio femenil, las madres pueden dejar a sus hijos en una guardería remodelada hace menos de dos años. Hay educadoras que cuidan a los pequeños mientras las convictas acuden a firmar papeles o tienen audiencia con el Juez de Control.
El director de los centros carcelarios en la entidad, José Antonio Pérez Juárez, dijo que la mujer es la que se lleva la peor parte porque se quedan con el problema legal, abandonadas, a varias sus familias no las apoyan y sus parejas las dejan a su suerte. Nosotros hacemos actividades no solo el día de la madre, sino siempre, sentirse que es una mujer que tiene dignidad y que haber transgredido la ley no le limita a que sigan vigentes sus derechos y respeto, concluye.