
En medio de una era en la que la industria futbolística mueve millones en aviones privados, vuelos chárter y transporte de lujo, sorprende la decisión del portero suplente del Schalke 04, Justin Heekeren, de viajar en autobús en lugar de en avión para sumarse a la pretemporada de su equipo.
Con tan solo 24 años, Heekeren ha demostrado que en el mundo del deporte de alto rendimiento todavía hay lugar para las peculiaridades humanas. Mientras que el resto del equipo viajaba en avión desde Düsseldorf a Múnich, y de allí a su concentración en Neustift im Stubaital, Austria, Heekeren ya se encontraba instalado en el tranquilo valle tirolés desde el día anterior.
La ausencia de Heekeren en el vuelo del club dio lugar a especulaciones sobre los motivos de su tardanza, pero un portavoz del Schalke aclaró que se debía a razones personales. En realidad, se trataba de una fobia: el miedo a volar.
Heekeren recorrió los 800 kilómetros que separan Gelsenkirchen de Neustift en autobús, una travesía de cerca de 11 horas que podría considerarse una pequeña odisea moderna en los tiempos en los que todo se mueve a gran velocidad. Su compañero en la portería, Loris Karius, sí viajó con el equipo como es habitual y llegó el lunes por la tarde tras una breve escala aérea.
El miedo a volar no es una rareza entre los futbolistas, y Heekeren no está solo en esta situación. El delantero español Lucas Pérez, durante su etapa en el Arsenal y el Deportivo de La Coruña, también había reconocido su incomodidad con los vuelos y en varias ocasiones optó por viajar en coche o tren antes que subirse a un avión.,