
La situación de niños y niñas venezolanos separados de sus padres en Estados Unidos ha desatado una controversia entre los dos gobiernos. El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Jorge Rodríguez, denunció que la administración de Donald Trump está reteniendo a 18 menores de edad con edades entre 1 y 9 años, y calificó la acción como un secuestro.
Según Rodríguez, tres de los niños se encuentran en El Salvador, donde sus padres están encarcelados. Por su parte, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, aseguró que recuperarán a todos los niños secuestrados en Estados Unidos y que la patria potestad es sagrada en Venezuela.
Dos de las madres afectadas, Dailymar Machado y Marealex Castellanos, fueron deportadas en el vuelo 28 de migrantes venezolanos deportados desde Estados Unidos. Machado fue separada de su bebé de 5 meses cuando esta tenía solo 2 meses de edad, y Castellanos fue separada de su hija de 9 años.
La separación de niños de sus padres puede tener graves consecuencias para su bienestar emocional, psicológico y físico. El abogado Kelvi Zambrano, de la ONG Coalición por los Derechos Humanos, destacó que el derecho internacional de los derechos humanos es claro en que los niños no pueden ser separados de su madre salvo en circunstancias excepcionales y siempre que sea en el mejor interés del niño.
Venezuela ha entregado una carta al nuncio apostólico en Venezuela, Alberto Ortega Martín, dirigida al papa León XIV, en la que solicita gestiones para rescatar a las niñas y niños retenidos en Estados Unidos y separados de sus familias.
Es importante mencionar que la situación de los niños venezolanos separados de sus padres es solo una parte de un problema más grande. Según un estudio del Center for Migration Studies y el Brookings Institution, 5,62 millones de niños en Estados Unidos viven en hogares donde al menos uno de sus miembros se encuentra en situación migratoria irregular, lo que los pone en riesgo de ser separados de sus familias.,