
La frontera entre Colombia y Venezuela es el escenario de cientos de historias de desapariciones forzadas que se remontan a hace un cuarto de siglo. Familiares de las víctimas esperan todavía noticias de sus seres queridos frente a las cámaras crematorias en Juan Frío, Villa del Rosario, donde grupos paramilitares cometieron estos crímenes durante el conflicto armado.
La desaparición forzada transfronteriza es un delito silencioso y oculto que ha dejado tumbas sin nombre y huellas sin investigar en ambos países. Breliacnis, una venezolana, finalmente encontró los restos de su madre, Brenda María Marín Lara, en Colombia gracias a la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas UBPD de Colombia. Sin embargo, muchas familias tanto colombianas como venezolanas siguen esperando noticias de sus seres queridos.
La frontera de 2.219 kilómetros entre Colombia y Venezuela ha sido escenario de desapariciones forzadas cometidas por diversos actores, como paramilitares, guerrillas, bandas criminales, mafias de trata de personas y hasta el Ejército de Venezuela. El excomandante paramilitar Salvatore Mancuso ha declarado ante la Jurisdicción Especial para la Paz JEP que en la frontera hay fosas comunes con al menos 200 cuerpos sepultados.
La interacción con fuentes oficiales y victimarios, sobrevivientes del conflicto, sepultureros, investigadores sociales, líderes comunitarios, mujeres buscadoras, periodistas regionales y la revisión de la data oficial de las entidades en Colombia que llevan las denuncias de las desapariciones de ciudadanos venezolanos y colombianos han permitido construir un mapa con las posibles localizaciones donde habrían abandonado o sepultado los cadáveres de personas de ambos países.
La desaparición transfronteriza se ha convertido en una práctica criminal a lo largo de la frontera binacional y ha dejado una estela de dolor y sufrimiento en cientos de familias que aún esperan noticias de sus seres queridos. Más detalles en Armando.info.,