Misterio de la familia Celihueta: Adriana desaparecida sin rastro hasta hoy

Hace 35 años, el 15 de enero de 1987, una joven médica veterinaria llamada Adriana Celihueta desapareció en Necochea, Argentina, dejando un misterio que aún hoy sigue sin resolverse. Tenía 29 años y 37 días, y su desaparición ocurrió tres días antes de su boda. Su familia afronta hasta el día de hoy la incertidumbre y la falta de respuestas sobre su paradero.

Según declaraciones de su padre, Carlos Celihueta, Adriana salió en el Dodge Polara de su padre hacia la casa de sus futuros suegros, pero nunca llegó. Su automóvil fue encontrado al día siguiente en el parque Miguel Lillo de Necochea, con las llaves en el asiento y los documentos de la joven tirados en la arena. Sin embargo, no había rastros de ella. Adriana había llevado un arma de la casa, lo que llevó a su padre a creer que fue presionada por alguien para concurrir a esa cita y que pudo haber sido víctima de un delito.

La investigación de la desaparición de Adriana Celihueta estuvo plagada de errores policiales y judiciales que llevaron a la prescripción de la causa sin culpables, ni cuerpo, ni respuestas para su familia. Adriana era un referente en su hogar, y su madre, Ivis Mimí Vaio, durante mucho tiempo tachó con una cruz cada día del almanaque, soñando con un regreso que nunca sucedió. Mimí falleció recientemente a los 89 años, tras una espera incansable que duró tres décadas y media.

Una de las primeras hipótesis que se barajaron vinculaba la desaparición de Celihueta con las carreras ilegales de caballos y de galgos, actividades frecuentes en la ciudad portuaria. Otra versión apuntaba a su empleador, el veterinario Reinaldo Costa, ya que no fueron pocas las personas que aseguraban que el hombre insistía a la víctima para que tuvieran una relación sentimental. El 17 de julio de 1996, la Justicia allanó la veterinaria La Chacra, bajo la peor sospecha de encontrar el cuerpo de la mujer, pero solo encontraron enterrados algunos desechos veterinarios.

La familia de Adriana siempre tuvo la sospecha de que fue víctima de un encubrimiento político local, ya que el veterinario también era el delegado municipal de Quequén. Entre las circunstancias extrañas que rodeaban el caso no faltaron intentos de amedrentamiento, como el asesinato de un taxista que supuestamente había visto algo relacionado con la desaparición de la veterinaria.

Ante la falta de resultados, el padre de Adriana, en un intento desesperado por entender qué ocurrió, realizó su propia investigación. Sin embargo, la hipótesis basada en el kilometraje del auto también fue otro callejón sin salida. El dolor y la incertidumbre que vivió la familia marcaron a todos sus miembros para siempre.

El caso de Adriana Celihueta es uno más de los misterios sin resolver en Argentina que dejaron a familiares y amigos con preguntas y sin respuestas. La falta de justicia y el paso del tiempo no han podido cicatrizar las heridas de los seres queridos de Adriana, quienes continúan en la búsqueda de la verdad.,