
Tras 52 audiencias y la declaración de más de 100 testigos, un falso pastor evangélico y la madre de la pequeña Zoe, de tan solo 4 años, fueron sentenciados a prisión perpetua por su brutal asesinato en La Rioja. En noviembre de 2021, Gimena Julieta Córdoba dio una feroz paliza a su hija y, para encubrir el crimen, incineró su cuerpo con la ayuda de Andrés Bustamante. Lo más impactante es que, cuando la quemaron, la niña aún estaba con vida.
La familia paterna de Zoe había presentado varias denuncias por maltrato y extrema vulnerabilidad a las que la madre sometía a la niña, pero como Zoe figuraba con el apellido materno y no con el de su padre, las autoridades decidieron restituir la custodia a la madre, quien la mató unos meses después.
El abuelo paterno de Zoe, Oscar Rodríguez, declaró que el proceso judicial había sido doloroso y que escuchar los detalles del maltrato que sufrió su nieta había sido desgarrador. Javier Ferreira, abogado penalista de la ONG Ayuda a Víctimas de Violación Avivi, expresó su satisfacción porque se hubiese hecho justicia, pero cuestionó si la sentencia fuera suficiente para reparar el daño causado.
La niña fue asesinada en su casa del barrio Loteo San Andrés, donde su madre la golpeó salvajemente y le provocó fracturas en el cráneo, brazo, mandíbula y costillas. Después, Córdoba y Bustamante prendieron fuego a su cuerpo en el patio de la vivienda. La jueza Karina Cabral explicó que Zoe estaba inconsciente por los golpes, por eso no gritó durante el incendio. Finalmente, la niña murió por asfixia debido a la inhalación de humo y las quemaduras.
Si bien en un principio se sospechó que la menor había sido abusada sexualmente, las pericias no pudieron confirmarlo. El abogado Ferreira especuló que el crimen podría haber sido una venganza de Córdoba contra el padre de Zoe, quien se encontraba en pleno trámite de filiación en ese momento.
Gimena Córdoba y Andrés Bustamante fueron condenados a prisión perpetua por homicidio triplemente agravado por el vínculo, alevosía y criminis causa, en contexto de violencia contra la mujer y maltrato infantil. Además, se les ordenaron tratamientos psicológicos y psiquiátricos permanentes. El tribunal también destacó la falta de arrepentimiento de los acusados durante el juicio.
La falta de acción por parte de las autoridades estatales fue cuestionada, ya que habían sido advertidos sobre la situación de vulnerabilidad de Zoe. La jueza Karina Cabral, en particular, criticó la acción negligente de la Secretaría de la Mujer, Familia y Género de Chilecito, que no activó los protocolos de protección ni derivó el caso a la Justicia.
El padre de Zoe, Kevin José Rodríguez, recién pudo reconocer a su hija después de su muerte. Tras conocer la sentencia, expresó su tranquilidad porque se hizo justicia y porque su hija finalmente podrá descansar en paz. En la casa de sus abuelos, donde vivió durante la mayor parte de su vida, le dedicaron un altar lleno de recuerdos en su memoria.,