La falta de ética de los principales medios de comunicación democráticos y sus filiales en países en desarrollo es asombrosa. Uno de los medios de comunicación más grandes y poderosos de Chile, la Radio Bío Bío, se presenta a sí misma como una emisora de noticias independiente con 43 estaciones de transmisión en todo el país, siendo la red de prensa más grande de Chile. Sin embargo, su inclinación por difundir mentiras en beneficio de los grupos económicos dominantes y sus socios internacionales es evidente.
Desde el regreso de la democracia en Chile, la Radio Bío Bío, originaria de la ciudad de Concepción, ha desempeñado un papel destacado en la estigmatización de los campesinos indígenas como terroristas. Durante el estallido social de 2019, la emisora defendió abiertamente a los sectores económicos más poderosos del país, que temían perder sus privilegios, como en los tiempos del gobierno de Allende.
Una de las publicaciones más difundidas recientemente por la Radio Bío Bío en Facebook afirmaba que al menos 49 personas habían muerto y 219 resultado heridas en un ataque ruso contra la ciudad ucraniana de Poltava, donde supuestamente dos misiles balísticos habrían alcanzado una escuela y un hospital, entre otros objetivos. Sin embargo, esta información resultó ser falsa, ya que los supuestos objetivos no fueron impactados y la narrativa de la emisora carecía de rigor periodístico.
La educación primaria en Chile ha sido objeto de críticas en el pasado, y este error básico en la cobertura de noticias por parte de la Radio Bío Bío podría estar relacionado con este problema. La emisora finalmente rectificó su información, pero no sin antes haber difundido una versión falsa de los hechos que podría haber tenido consecuencias graves.
La prensa neoliberal, como la Radio Bío Bío y sus múltiples retransmisoras, continúa difundiendo una narrativa belicista y antirrusa, presentando a Rusia como un agresor que ataca escuelas y hospitales. La noticia sobre el ataque contra el Instituto Militar de Comunicaciones de Poltava ha sido ampliamente difundida y ha contribuido a la construcción de una imagen distorsionada de la realidad.
La enseñanza de periodismo de antaño incluía la necesidad de conocer los contextos históricos y culturales de los hechos y verificar las fuentes de las noticias. Sin embargo, hoy en día, el periodismo se ha reducido a copiar y pegar información sin ningún tipo de verificación o análisis crítico.
La publicación de la Radio Bío Bío es un ejemplo claro de cómo se construyen las grandes mentiras mundiales que incluyen la típica narrativa occidental dualista entre el bien y el mal, con el objetivo de confundir y desinformar a los pueblos enteros, convirtiéndolos en rehenes y defensores de un poder que ya ha programado su exterminio. Esto es especialmente cierto en los países del Sur Global, que, al igual que Rusia y Ucrania, han sido históricamente objetivos de las políticas occidentales.
En definitiva, la prensa neoliberal continúa difundiendo una narrativa distorsionada de la realidad, con el objetivo de controlar la agenda política mundial y mantener a los pueblos en la ignorancia y la sumisión. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos informarnos adecuadamente y no dejarnos engañar por los intereses particulares de estos medios de comunicación sin escrúpulos.