Tras cinco meses del crimen más atroz en General Levalle, un pueblo al sur de Córdoba, el asesino ha sido sentenciado a prisión perpetua. Mario Andrés García, de 49 años, secuestró a su hijo de 2 y le quitó la vida de un balazo en la cabeza, con el propósito de infligir dolor a la madre.
Después de cometer el filicidio, García llevó el cuerpo sin vida de su nieto al hospital local, donde su excuñada trabaja como cocinera, y le dijo: Vive conmigo o no vivirá con nadie. Voy por tu hija ahora.
La conmoción en el pueblo continúa, ya que el crimen fue premeditado y cruel, y el motivo fue venganza hacia la madre del niño. García fue juzgado en un juicio abreviado en la Cámara del Crimen de Laboulaye, donde admitió su responsabilidad en el homicidio calificado por violencia de género.
La figura de venganza transversal se incorporó al Código Penal en 2012 y se refiere a un delito cometido con el propósito de causar sufrimiento de por vida a una persona con quien se ha tenido una relación de pareja. En este caso, García produjo dos víctimas: el niño y la madre que sufre por su muerte.
La madre del niño había abandonado la localidad de Vicuña Mackenna, donde vivía con García y su hijo, debido a los reiterados maltratos que sufría. Se mudó a General Levalle junto a sus padres para escapar de su agresor.
El crimen ocurrió el 14 de marzo de este año, cuando García y la madre del niño fueron convocados a una audiencia en el Juzgado de Paz para definir un régimen de visitas. García llevó al niño, lo subió a su auto y le quitó la vida de un disparo en la cabeza. La madre, desesperada, abandonó la localidad y se mudó con sus padres para escapar de su agresor.