Por qué mi hijo tuvo que pagar con su vida la traición de su mejor amigo Desgarradora interrogante que Mariela Flores, madre de Joaquín Sperani, se hace a diario. Hace ya un año, el 2 de julio de 2023, el cuerpo sin vida de este niño de 13 años fue descubierto en una vivienda abandonada. Horas más tarde, su supuesto amigo de 14 años confesó ser el autor del crimen.
La autopsia reveló que Joaquín recibió 18 golpes en la cabeza, infligidos primero con una barra de hierro y luego con un trozo de concreto por su presunto cómplice, quien intentó encubrir el asesinato. No obstante, un giro inesperado surgió hace un mes: un tercer ADN, distinto al de la víctima y al del sospechoso, fue encontrado en el arma homicida. Aunque la justicia sospecha que la escena del crimen pudo haber sido contaminada, Mariela insiste en la posibilidad de un tercer involucrado.
Desde el principio, sentimos que no fue solo él, declara Mariela, quien solicitó hablar con los padres del presunto asesino, pero aún no ha tenido la oportunidad. Su necesidad de mirarlos a los ojos es fuerte, ya que cree que obtendrá respuestas en sus rostros.
El supuesto asesino, tras pasar cuatro meses en un centro de detención, fue entregado a sus padres a pesar de que la justicia no ha esclarecido el origen del tercer ADN. Mariela, sin embargo, mantiene su convicción de que alguien más estuvo involucrado en el crimen de su hijo.
La investigación del asesinato de Joaquín Sperani continúa, y la búsqueda de la verdad sigue siendo el objetivo principal de su familia, que exige justicia y transparencia en el proceso.