David Saénz: Reflexiones sobre el propósito de la existencia

Desde siempre, la humanidad se ha cuestionado acerca del propósito de la vida. Esta interrogante ha dado lugar a la creación de maravillas y obras de arte, religiones y escritos, así como también a veces a demencia individual o colectiva. En la actualidad, donde el dinero, el prestigio, el éxito y la construcción de una personalidad de marca son valorados, la búsqueda de sentido se lleva a cabo dentro de estas perspectivas. No obstante, buscar sentido de vida a través de estos conceptos ha dado lugar a una sensación de vacío y desesperación. La búsqueda de significado no debería estar subordinada al éxito. Quizás el sentido de la vida se construye a través de cuestionarnos sobre nuestras intenciones en la vida. Hacerse estas preguntas en silencio y con honestidad puede ayudarnos a reconocer que nuestras vidas no pueden limitarse a algo trivial como el éxito. Los lamentables suicidios de algunas celebridades nos enseñan que el sentido de la vida no gira en torno al éxito financiero. En mi opinión, la pregunta acerca de cómo vivir nuestras vidas puede contestarse mediante la empatía hacia la vida, hacia los demás y hacia el presente. Cuando vivimos con empatía, encontramos belleza. Esa empatía nos inspira a crear nuestra propia obra de arte que es la vida. Por otro lado, el desinterés destruye; el desinterés nos convierte en seres insatisfechos. Precisamente, la falta de empatía hacia la vida alimenta la trampa del éxito: nunca es suficiente. Solo obteniendo algo más —un título, una propiedad, una posición social, un reconocimiento— nos sentimos aceptados. Tal vez el sentido de la vida se manifiesta en la atención: abrir los ojos, agradecer, sentirnos seres mortales, capaces de contemplar el amanecer de la vida, de las cosas, de las relaciones… así como el ocaso.,