
Un niño de 12 años fue víctima de un asalto violento en Virrey del Pino, en el partido de La Matanza, mientras regresaba de la escuela a las 19 horas del miércoles. El incidente ocurrió en la intersección de las calles Molina y Danel, cerca de su hogar. La familia del menor posee un kiosco en esa esquina y vive en el piso superior. El chico se dirigía a su casa cuando un delincuente lo interceptó.
El ladrón lo agarró del hombro y le exigió el teléfono celular, afirmando que lo mataría si no se lo entregaba. El niño, aterrorizado, intentó escapar, pero el agresor lo alcanzó, lo derribó y le arrebató el dispositivo móvil.
Vecinos que se encontraban en el lugar intervinieron rápidamente, algunos acogieron al menor llorando, mientras que otros persiguieron al atacante. Lo siguieron hasta que se refugió en una casa del barrio donde vivía su hermano, revelando así que el delincuente era vecino de la víctima. Los residentes se mantuvieron en la puerta de la casa hasta que llegó la Policía para evitar que el ladrón escapara. Cuando los agentes llegaron, lo arrestaron y recuperaron el teléfono celular del niño, ya que el ladrón lo había tirado durante la persecución.
La madre del niño, Mailén, se mostró consternada y seguía reviviendo el episodio angustiante cada media hora. Expresó su preocupación por la naturalización de la delincuencia y considera cambiar de escuela a su hijo para garantizar su seguridad. A pesar de ello, desea que su hijo continúe asistiendo a la misma institución educativa.
El niño quedó profundamente perturbado después del incidente y lloró sin cesar durante horas. Sin embargo, logró reunir el coraje de contarle todo a los policías cuando llegaron a la comisaría.
Mailén se acercó a la casa del hermano del ladrón para pedirle una foto que pegaría en la puerta del negocio como advertencia para los vecinos. Aunque le prometió que no le causaría daño, aún no ha recibido la imagen. La mujer finalizó afirmando que el episodio les había ocurrido personalmente y que, aunque se haya visto algo similar en noticieros, la experiencia en carne propia es dura, especialmente porque el niño es muy joven.,