
Cuba es uno de los países latinoamericanos con una nutrida comunidad masónica. La masonería, con su aura de misterio y sigilo, es blanco de diversas teorías conspirativas. Se les acusa de manipular los hilos del poder y las finanzas a nivel internacional, de promover revoluciones y de controlar el curso de la historia. La estructura jerárquica y el carácter secretos de la masonería han llevado a la Iglesia católica a prohibirla y a considerarla irreconciliable con la fe cristiana.
La influencia intelectual de la masonería en la revolución francesa y en las guerras de independencia es una leyenda extendida. Se cree que los libertadores, como Simón Bolívar, Francisco Miranda, Bernardo OHiggins y José de San Martín, eran masones y que la masonería jugó un papel clave en la emancipación de las naciones de América Latina. No obstante, el historiador chileno Felipe del Solar, tras un estudio exhaustivo del tema, afirma que aunque hubo masones que lucharon por la independencia y las logias sirvieron de modelo para sociedades secretas que facilitaron la organización de las élites locales, atribuir a la masonería el mérito de la independencia es exagerado.
Según Del Solar, solo se puede documentar con certeza la pertenencia masónica de Simón Bolívar, quien se inició en la Logia de San Alejandro de Escocia en París en 1806. No obstante, las pruebas no sugieren una participación masónica más allá del rito de iniciación.
La masonería llegó a América Latina a mediados del siglo XVIII, de la mano de diversos imperios con presencia en la región, como el español, francés, británico o holandés. Sin embargo, en el imperio español, donde la masonería había sido prohibida desde 1751 y perseguida por la Inquisición, la institución apenas tuvo presencia. La masonería moderna, influida por las ideas de la Ilustración, buscaba lugares de debate para ideas filosóficas, religiosas y políticas.
La influencia de la masonería en los movimientos independentistas sudamericanos puede atribuirse al espíritu libertario, fraternal e igualitario que también impregnaba a los líderes de estos movimientos, sin necesidad de que fueran necesariamente miembros de organizaciones masónicas.
La Logia Lautaro, una sociedad secreta con sede en Buenos Aires, está vinculada a la masonería, aunque no hay pruebas documentales de que sus miembros, como José de San Martín y Bernardo OHiggins, fueran masones. La Logia Lautaro, que usaba símbolos y rituales prestados de la masonería, tenía como objetivo establecer monarquías constitucionales en la América española, y no una gran república.
Para Del Solar, estas sociedades secretas fueron la antesala de los partidos políticos y ayudaron a que la independencia fuera irreversible, especialmente cuando estaban en el poder durante momentos de cambio, como en las Provincias Unidas de Buenos Aires. No obstante, las verdaderas logias masónicas no se institucionalizaron en América Latina hasta mediados del siglo XIX, cuando la masonería se convirtió en un poder político importante con la llegada de los gobiernos liberales en el continente.,