
Estudiantes venezolanos protestan por la pérdida de autonomía universitaria y la disminución de la calidad de la educación superior.
Hace una década, varias universidades venezolanas se encontraban entre las mejores de América Latina. Sin embargo, la crisis económica, política y social que afecta al país ha causado graves daños a la educación superior, especialmente a las universidades autónomas. La falta de financiación, la fuga de profesores e investigadores, la obsolescencia y el deterioro de las instalaciones son algunos de los factores que han contribuido a esta situación.
Un ejemplo de la falta de financiación es el Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela, que pasó de financiar 230 proyectos de investigación en el año 2000 a solo 13 en 2018. Además, desde 2024, el Ministerio de Ciencias y Tecnología asumirá el financiamiento de la investigación, quitándole esta facultad autónoma a las universidades nacionales.
La calidad de la educación superior en Venezuela ha disminuido considerablemente en los últimos años, lo que se refleja en el ranking de universidades de América Latina y el Caribe. En 2015, Venezuela contaba con tres universidades entre las 50 mejores de la región, mientras que en 2024 solo cuenta con una. La falta de financiamiento y la fuga de cerebros son algunos de los factores que han contribuido a esta situación.
La asignación presupuestaria por parte del Ministerio de Educación Universitaria es deficitaria y apenas alcanza a cubrir una pequeña parte de lo solicitado por las universidades. La falta de recursos ha provocado el deterioro de los servicios estudiantiles y la imposibilidad de actualizar la tecnología necesaria para una educación de calidad.
Además, la fuga de cerebros ha dejado a muchas facultades y escuelas con un profesorado envejecido e insuficiente. La precariedad salarial y la falta de incentivos han debilitado la capacidad docente y de investigación. La crisis también ha impactado en la matriculación de estudiantes, con una reducción significativa en la población universitaria.
En resumen, la educación superior en Venezuela está enfrentando graves dificultades que afectan su calidad de enseñanza, su capacidad investigativa y el mantenimiento de sus infraestructuras. Para revertir esta situación, es urgente implementar políticas de Estado que atiendan las demandas presupuestarias y promuevan la renovación institucional, la inversión en investigación y la retención del talento académico.,